Ignatius te explica la neurosis de los manuales nuevos

No me equivocaría por mucho si condicionara mi mentoría a la no participación en ninguna de las redes sociales y al que, de las academias, únicamente se utilizara sus materiales, no sus opiniones ni sus consejos sobre planificación y estudio.

Lo he dicho, directa e indirectamente, por varios canales, y la mayoría de los opositores a los que ayudo no lo comprenden, o por lo menos les lleva demasiado tiempo el hacerlo. Espero que este pequeño aviso preventivo sirva para que se protejan de estos fenómenos aberrantes los estudiantes de grado a los que acompaño y guío.

Este es el quid de la cuestión, en corto, que tengo muchas cosas que hacer (entre ellas seguir estudiando mis cosas y aprendiendo sobre cómo aprender más y mejor): los opositores que rinden más no son los más “rápidos”, los más “inteligentes” (condición necesaria, pero no suficiente), los opositores que observo avanzar con mucha más rapidez son aquellos que logran adquirir un ritmo de estudio mantenible a largo plazo, donde se ha con comprometido con un sistema y lo modifican progresivamente. Para ello, entre otras cosas, pero principalmente, evitan rodearse de rumores, histeria colectiva, medias verdades y conocimiento de tercera mano.

El examen PIR es un fenómeno en el que todo se juega en el margen, en el límite. Los factores involucrados en el rendimiento medio no son los mismos que en el límite superior de productividad, en este caso, de conocimiento acumulado. Perder varias semanas al año, por las diferentes oleadas, donde se habla de nuevos manuales, se debate sobre la especialidad o la calidad del PGS (¿?), testimonios claramente sesgados, es darle ventaja a aquel que se aísla sabiamente. Señalaréis más adelante factores muy distales por no atender ahora lo evidente.

Comprométete con un material cerrado y aíslate de todo, pero no de tu preparador ni de tu grupo de estudio (en el caso de que tanto el uno como el otro te aporten positivamente).

En economía se habla de utilidad marginal para describir el hecho de que a partir de una cierta cantidad de un mismo bien la satisfacción individual puede decrecer (el quinto vaso de agua nos place mucho menos que el primero). Pues bien, en cuestiones de productividad ocurre todo lo contrario. Un único microgesto, aplicado invariablemente, puede provocar a la larga que nos diferenciemos de la media. Al Pacino te lo explica en Un domingo cualquiera:

Cuando te haces mayor en la vida, hay cosas que se van, eso es parte de la vida, pero solo los comprendes cuando empiezas a perderlas: descubres que la vida es cuestión de pulgadas. Así es el futbol, porque en cada juego, la vida o el futbol, el margen de error es muy pequeño, medio segundo más rápido o más lento y no llegas a pasarla, medio segundo más rápido o más lento, y no llegas a atraparla.

Las pulgadas que necesitamos están a nuestro alrededor, están en cada momento del juego, en cada minuto, en cada segundo. En este equipo luchamos por ese terreno, clavamos las uñas por esa pulgada, en este equipo dejamos el pellejo por cada uno de los demás, por esa pulgada que se gana, porque cuando sumamos una tras otra, eso es lo que va a marcar la puta diferencia entre ganar o perder, entre vivir o morir.

Veamos si la historia de Jerry os persuade más que mis palabras: no nos tiene que preocupar lo más mínimo los manuales nuevos que se publiquen este año —o incluso aquellos de los años más recientes—. Recordemos, centenares de personas con plaza nunca conocieron ni siquiera los autores de los manuales, mucho menos de los que se publicaron el año en el que la sacaron.

Por cierto, qué buen tinglado ha quedado el escribir FICCIÓN para que lo consuman, desesperados, miles de opositores. “Ciencia”, le llaman. Cuando seáis residentes, la gran mayoría de vosotros olvidará toda esta pantomima, e incluso participará orgullosamente de ella.

¿A QUIÉN LE IMPORTA, JERRY? ¡ESE NO ES TU PRINCIPAL PROBLEMA!

Deja un comentario